En primera persona… Neuropsicología Forense

En primera persona… Neuropsicología Forense

Entrevista autores curso online La neuropsicología forense

Conversamos con Candela Gracia Morilla, Psicóloga Forense Acreditada por la Sociedad Española de Psicología Jurídica y Forense y los Colegios Oficiales de Psicología de Andalucía Occidental, Madrid y Cataluña, y Experta en Neuropsicología Clínica Acreditada por el Consejo General de la Psicología, y con Raquel Balmaseda Serrano, Doctora en Psicología, Neuropsióloga Clínica y Experta en Neuropsicología Forense por el Colegio Oficial de Andalucía Occidental. Ambas son autoras y tutoras del curso de InTEA, Introducción a la neuropsicología forense: evaluación, informe y defensa en juicio oral.

  

¿Qué es la neuropsicología forense?

La Neuropsicología Forense es una nueva disciplina fruto de la fusión entre la Psicología Forense y la Neuropsicología Clínica. Se podría definir como la aplicación de la neuropsicología al ámbito legal, es decir, aportar una información técnica desde la relación entre el cerebro y la conducta a jueces, magistrados, fiscales y letrados, que ayude al esclarecimiento de una causa judicial.

Así, la neuropsicología forense asesora en los Tribunales en casos como, por ejemplo, en los que el juez debe determinar el grado de imputabilidad de un sujeto con una disfunción cognitiva que comete un delito; la neuropsicología forense informa de las consecuencias que esa disfunción tiene sobre la conducta de la persona. Otro ejemplo, sería cuando una compañía de seguros debe determinar la indemnización que le corresponde a una persona que haya sufrido un daño cerebral (ACV), determinando el grado de minusvalía en base a la valoración de las secuelas y las limitaciones que éstas le suponen en su vida. También son ejemplos de esta práctica el estudio del estado cognitivo de una persona sobre la que se va a decidir una posible incapacitación civil. Y en otros muchos casos más.

"La neuropsicología forense aporta una información técnica desde la relación entre el cerebro y la conducta a jueces, magistrados, fiscales y letrados, que ayuda al esclarecimiento de una causa judicial."

Esta disciplina, todavía joven, apenas empieza a despuntar en España. Sin embargo, en EE. UU. lleva mayor recorrido, desde las décadas de los 70-80. Un dato curioso que se puede citar es que en EE. UU. se celebró un juicio en 1991 conocido como Morris vs. Chandler Exterminators. Se puede considerar que fue el primer caso donde un neuropsicólogo presenta un testimonio como experto en los Tribunales para determinar las consecuencias cognitivo-conductuales de una persona, como resultado de la exposición e inhalación a productos químicos. El neuropsicólogo testificó que el evaluado tenía daño cerebral orgánico. Se considera que es la primera vez que un Tribunal autoriza a un neuropsicólogo a intervenir como perito porque se precisaba la valoración de un experto del posible daño cerebral.

¿Desde cuándo trabajáis en el ámbito de la neuropsicología forense?

Ambas trabajamos en nuestras disciplinas de origen que son la psicología forense en el caso de Candela y la neuropsicología clínica en el caso de Raquel, desde el comienzo de nuestras carreras profesionales. En los últimos años hemos hecho confluir nuestros ámbitos de conocimiento ampliando nuestras formaciones previas al objeto de unificar ambas disciplinas desde la formación y la experiencia práctica de las dos.

¿Por qué os interesó o llamó la atención este tema?

Candela: En mi caso, para poder afrontar los encargos de periciales con mayor seguridad y rigor, especialmente para los casos relacionados con la imputabilidad, comencé a formarme en neuropsicología hace diez años. No es que tuviese conocimiento de la existencia de la neuropsicología forense como tal, ya que como hemos comentado su difusión es muy reciente, pero la necesidad de profundizar en el conocimiento del funcionamiento cerebral y su repercusión en el comportamiento humano hizo que partir de ahí, haya seguido estudiando e investigando en esta “combinación de áreas”.

Raquel: Por mi parte, surgió porque muchos de los pacientes que atiendo se ven inmersos en procesos judiciales. Veía que ni jueces ni letrados tenían una visión real y completa de lo que le sucedía al paciente ni de las consecuencias y limitaciones que ello le suponía. Me daba cuenta, por tanto, de la necesidad que los juzgados tienen de un asesoramiento técnico. A esto he añadir, que en más de una ocasión me he visto ante un Tribunal teniendo que responder a interrogatorios como perito, habiendo realizado mi evaluación en un contexto clínico, lo que me ha llevado a formarme en neuropsicología forense.

Finalmente, hemos llegado ambas a la conclusión de que un profesional de la neuropsicología forense debe ser competente en las dos disciplinas, pudiéndose llegar a este nivel de conocimiento desde los dos recorridos posibles: bien desde la psicología forense hacia la neuropsicología, bien desde ésta a la psicología forense, el resultado final es que no hay un claro predominio de la una sobre la otra, sino que se complementan por igual.

Introducción a la neuropsicología forense: evaluación, informe y defensa en juicio oral

¿Cuándo es adecuado realizar una evaluación neuropsicológica forense?

Al comienzo de esta entrevista hemos ofrecido algunos ejemplos, pero prácticamente en todas las jurisdicciones se solicitan cada vez más evaluaciones periciales en las que es necesario el conocimiento específico en neuropsicología forense. Por ejemplo, en el derecho civil, laboral y administrativo, son demandadas para casos de incapacitación civil, incapacidades, capacidad de testificar, responsabilidad civil, incapacitación laboral, secuelas tras accidente de tráfico, determinación de grado de minusvalía, etc. En la jurisdicción penal las evaluaciones neuropsicológicas forenses son muy relevantes por las consecuencias que conllevan. Podemos citar como ejemplo de ello, una pericial que se realizó en 2016 a una mujer víctima de violencia de género que causó muerte a su marido maltratador, y que fue absuelta gracias a un informe pericial neuropsicológico que solicitó el jurado.

¿Qué características específicas le diferencian de otro tipo de evaluaciones? ¿Y al informe neuropsicológico forense de otros informes?

Las evaluaciones neuropsicológicas forenses son notoriamente diferentes de otro tipo de evaluaciones. Algunas de sus características son: tienen una metodología específica (metodología forense), tienen requisitos concretos que no se les exige a las evaluaciones clínicas, por ejemplo, no son válidas todas las pruebas de evaluación (como las proyectivas), y, cuestión relevante, el objeto de la evaluación viene determinado por el juzgado (no es a elección del profesional), y las conclusiones deben dar respuesta a la pregunta judicial. Como consecuencia el informe también es diferente, es en esencia, un documento científico, donde todo debe estar muy argumentado y objetivado.

"El informe neuropsicológico forense es un documento científico, donde todo debe estar muy argumentado y objetivado."
Curso TEA Ediciones - inTEA - Introducción a la neuropsicología forense: evaluación, informe y defensa en juicio oral vía @TEAEdiciones
¿Todos estos temas se tratan en el curso de InTEA?

Sí, todos y más. El curso, a pesar de que es una introducción a la neuropsicología forense, aborda los temas nucleares que deben ser conocidos de una manera estructurada y secuencial. Comienza con un primer tema o módulo introductorio en el que se define la neuropsicología forense y cómo se forma esta nueva ciencia para situarnos a través del tiempo en los antecedentes que dan lugar a su razón de estar. Se analiza la situación actual y sus dificultades y limitaciones además de realizar una comparativa resaltando las diferencias con la psicología/neuropsicología clínica y terminando con una exposición de los ámbitos de aplicación. Con este módulo el alumno logra situarse y contextualizar. Con el segundo módulo se ofrece al alumno un protocolo de evaluación general, incidiendo muy especialmente en dos cuestiones forenses fundamentales: la evaluación del estado premórbido y el control de la simulación. Además de esto, se hace comparación con otros trastornos susceptibles de realizar un diagnóstico diferencial. El módulo tercero no es menos importante, pues explica cómo realizar el informe pericial y cómo ha de desenvolverse un perito en un juicio, en el acto de ratificación oral, y cómo ha de exponer y defender su informe. Por último, se ofrece en el cuarto módulo un marco legal, ético y deontológico en el que el perito debe situarse, del todo necesario para realizar su práctica profesional como neuropsicólogo forense con las mayores garantías, para sí mismo y para el usuario que ha sido objeto de su evaluación, así como para asesorar a la justicia desde la buena praxis.

¿Cuáles son las características distintivas de este curso?

Fundamentalmente son tres: primeramente, como se ha indicado, es un tema emergente, novedoso, bastante desconocido, pero que cada vez despierta más interés ya que todo lo que tiene que ver con las neurociencias está en auge y este curso es de los pioneros en ofrecer formación en esta materia. En segundo lugar, se trata de una formación eminentemente práctica y aplicada. Se enseñan al alumno protocolos y técnicas de evaluación para ser implementados desde el inicio del curso; ello se logra a través de un supuesto práctico presentado al comienzo de éste sobre el que se va desarrollando y aplicando lo expuesto en el material teórico, paso a paso, bajo supervisión continua. Y, por último, el contenido del curso está extraído de la experiencia y formación de las autoras, no siendo una formación meramente académica ni teórica, sino fruto de la práctica profesional y experta.

  

  


2 de septiembre de 2019 - Dpto. de Comunicación TEA Ediciones

  

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