Pablo Santamaría, adaptador del Q-PAD, Doctor en Psicología, Máster en Metodología de las Ciencias del Comportamiento, Director del Departamento de I+D+i de TEA Ediciones.
Hemos querido optimizar su inestimable presencia en el webinar del 17 de mayo, con una breve e interesante entrevista en la que nos da a conocer un poco más sobre la obra de la que es adaptador y sobre las herramientas útiles para la detección de la presencia de problemas en los adolescentes.
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8 de Mayo de 2017 - Dpto. de Comunicación TEA Ediciones
P.S.: El Q-PAD surge con una intención muy clara y es proporcionar una herramienta que permita detectar de manera rápida, sencilla y muy práctica la presencia de problemas en los adolescentes.
Esta detección es extremadamente necesaria ya que en la adolescencia se presentan multitud de problemas que pueden afectar gravemente al desarrollo de la persona (insatisfacción con su cuerpo, ansiedad, consumo de sustancias, problemas en sus relaciones, incertidumbre sobre su futuro...), que no son detectados y que pasan desafortunadamente inadvertidos.
El problema es que apenas existían herramientas útiles para esto. De hecho, las pruebas que existían para evaluar problemas en adolescentes eran largas, complejas y pesadas, algo que rechazaban los adolescentes (¡y los profesionales que trabajaban con ellos y que los conocen!).
Por eso surge el Q-PAD para permitir evaluar en apenas 15 minutos de manera sencilla y rápida en formato de autoinforme las principales áreas que pueden ser sensibles en la adolescencia y alertar al profesional.
P.S.: La razón de su éxito es probablemente lo pragmática que es la herramienta. Lo práctica que es de aplicar, corregir e interpretar es lo que hace que esté teniendo tanto éxito en contextos muy diversos. Por ejemplo, se está utilizando en el ámbito escolar para la detección sistemática y el cribaje precoz de problemas, en el ámbito social y legal para evaluar el ajuste y la adaptación de forma rápida y global, en el clínico como herramienta complementaria de cribado rápido o en investigaciones para pre y post de intervenciones o como medida complementaria de problemas a otras medidas (p.ej., se está empleando en un proyecto masivo sobre factores de fracaso escolar como herramienta complementaria).
Es útil en todo aquel contexto en que se quiera una medida breve y global de posibles áreas de problemas en adolescentes (adaptación, psicopatología, ajuste psicosocial...).
Si lo que se desea es obtener una evaluación más detallada (p.ej., en un contexto clínico o forense en el que se quiere indagar de forma específica en posibles aspectos psicopatológicos de forma minuciosa para el informe o intervención), podrán utilizarse otras herramientas como el MMPI-A o las próximas a publicar para finales de 2017 (PAI-A y MMPI-A-RF).
P.S.: El Q-PAD se ha tipificado o estandarizado a partir de una muestra de más de 6.000 casos de adolescentes (de 12 a 18 años) de distintas regiones de España y de Latinoamérica, obteniendo niveles excelentes de fiabilidad de acuerdo a los criterios de la Comisión de Tests del Colegio Oficial de Psicólogos tanto en consistencia interna como en estabilidad temporal (promedio del coeficiente alfa de 0,85 y del coeficiente test-retest de 0,83).
Dispone de múltiples evidencias de validez tanto relacionadas con su estructura interna como con las relaciones con otras variables y con criterios externos, obteniendo resultados satisfactorios.
En el manual de la prueba se describen de forma detallada y exhaustiva las distintas investigaciones llevadas a cabo y los resultados hallados para la consulta y valoración del profesional.
P.S.: Los profesionales suelen considerar que el perfil del Q-PAD es fácil de interpretar y de sacar rápidamente las conclusiones principales. Creo que esto es debido a tres motivos:
1) El uso de un código claro de colores en el perfil: color "verde" para indicar que "ok, sin problemas" y color beige para indicar la presencia de problemas (si una puntuación cae en la zona verde es "ok" y si cae en la zona beige es "alerta, problemas");
2) El empleo de percentiles para que el profesional pueda interpretar de forma fácil y comprensible el nivel de elevación o problemas en un área;
3) Inclusión en el manual de detalladas tablas de interpretación según el nivel de puntuación (si ha sacado un percentil de 95 la persona evaluada probablemente se caracterizará por... habrá que prestar atención a... será conveniente intervenir en... habrá que indagar en...).
En síntesis, creo que el Q-PAD aporta una herramienta que era necesaria en el panorama de evaluación en lengua española para una evaluación ágil y práctica de las principales áreas de problemas de los adolescentes.