Conversamos con César Arellano, Licenciado en Pedagogía y máster en atención a alumnos con altas capacidades por el Renzulli Center for Creativity, Gifted Education and Talent Development de los Estados Unidos. Es fundador y director del Centro Renzulli para el Desarrollo del Talento, centro especializado en atender las necesidades educativas, psicológicas y sociales de niños, adolescentes y jóvenes con altas capacidades.
26 de Julio de 2017 - Dpto. de Comunicación TEA Ediciones
C.A.: Partiendo de mi propia experiencia profesional pero también de la evidencia empírica disponible, lo primero que habría que aclarar es que las personas con altas capacidades difieren entre sí tanto o más que en comparación a aquellas que no tienen altas capacidades. Por tanto hablar de características en común en esta población es algo complicado. Obviamente, lo habitual es que evidencien desde muy temprana edad facilidad para aprender (deducir, inferir, generalizar, etc.) y muestren una gran curiosidad por el mundo que les rodea y el funcionamiento de las cosas. En muchos casos, y fruto quizás de esta mayor capacidad de comprensión, observamos también altos niveles de sensibilidad y empatía, y un marcado sentido de la justicia.
C.A.: En función precisamente de las características personales, el momento puede variar. No obstante y por lo general, lo óptimo suele ser evaluar de forma temprana, en torno a los 5 o 6 años ya que en muchos casos las diferencias a nivel intelectual y socioafectivo son ya significativas. En otros casos lo recomendable es evaluar incluso antes, sobre todo cuando la precocidad es manifiesta y el contexto demuestra no ser capaz de responder adecuadamente a las necesidades del niño. Por otro lado, también es frecuente encontrarnos con personas que no es hasta la adultez que “descubren” y casi por casualidad su alto potencial intelectual, sin mayor repercusión. Por tanto, una vez más, la norma es la heterogeneidad.
"Lo óptimo suele ser evaluar de forma temprana, en torno a los 5 o 6 años ya que en muchos casos las diferencias a nivel intelectual y socioafectivo son ya significativas"
C.A.: El proceso de evaluación implica una serie de entrevistas, observaciones y la aplicación de pruebas objetivas convenientemente baremadas. Es fundamental obtener información de múltiples fuentes para poder conocer las verdaderas características y necesidades de la persona. El aspecto estrictamente intelectual es fundamental aunque ciertamente no suficiente. Dentro del ámbito escolar por ejemplo, a menudo las dificultades se originan en una pobre atención a nivel socioafectivo y derivan es dificultades a nivel académico o curricular.
"Es fundamental obtener información de múltiples fuentes para poder conocer las verdaderas características y necesidades de la persona."
C.A.: ¡Muy buena pregunta! Personalmente encuentro mucha desinformación al respecto entre los profesionales de la educación y la psicología con los que tengo el placer de trabajar a diario. El caso es que entendiendo el CI como la valoración de la capacidad intelectual general de una persona (o más concretamente como una medida fiable del factor general de inteligencia), la evidencia empírica apunta hacia que, a nivel general, es decir a nivel de población sin que esto signifique que sea cierto para todas y cada uno de las personas, nuestra inteligencia (en términos absolutos) varía y mucho. A lo largo de nuestras vidas ganamos facultades y perdemos otras muchas. Sin embargo, nuestro potencial en comparación a los demás, es decir en términos relativos, parece variar muy poco. Y esto es precisamente lo que representa por definición el CI: una valoración de nuestra capacidad intelectual en comparación a las personas de nuestra misma edad. Por lo tanto la respuesta sería no: aunque el CI pueda variar, no suele hacerlo mucho.
C.A.: Se acaban de publicar precisamente las estadísticas oficiales del Ministerio de Educación (de España) referentes al curso 2015-2016. Si hablamos de población en edad escolar, y siempre según datos del propio Ministerio, más de un 86% del alumnado con altas capacidades sigue sin haber sido identificado. Y esto aplicando un criterio muy conservador. Por lo tanto es obvio que queda muchísimo por hacer. Con respecto a las posibles causas, en mi opinión son dos los factores principales: la poquísima formación y por tanto capacitación de los profesionales del ámbito educativo y sanitario, y las enormes trabas que existen a día de hoy a nivel de acceso a la evaluación psicopedagógica ya que, lamentablemente, se cree erróneamente que son casos no prioritarios. Por lo tanto, faltan medios pero sobre todo falta también sensibilidad y voluntad. ¡Aunque esto afortunadamente esté cambiando poco a poco!
"Faltan medios pero sobre todo falta también sensibilidad y voluntad."
C.A.: Sinceramente creo que por esa falta de voluntad que mencionaba anteriormente (sobre todo a nivel de política educativa) pero también porque los distintos agentes que trabajamos ayudando a este colectivo (familias, especialistas, asociaciones, etc.) no estamos sabiendo quizás concretar y canalizar del todo bien los cambios necesarios. Por poner un ejemplo, en la Comunidad de Madrid la legislación no define de ninguna forma qué es un alumno con necesidades educativas asociadas a altas capacidades. En la práctica los orientadores de los equipos se están guiando por los criterios completamente arbitrarios del programa de enriquecimiento educativo extraescolar. Yo personalmente no he conocido a un solo profesional o especialista que esté conforme con esto, pero ahí siguen año tras año haciendo daño y privando de una atención diferenciada a algunos alumnos que, dentro del perfil de altas capacidades, más lo podrían estar necesitando.
C.A.: Empiezan a publicarse algunos datos al respecto y es alarmante el alto porcentaje de familias que aseguran que sus hijos han sufrido algún tipo de acoso. Personalmente considero fundamental ampliar la muestra y extender los estudios a más Comunidades pero, sobre todo, me parece esencial poder comparar estos datos con la población en general y otros colectivos específicos para poder comprender la verdadera magnitud del problema. Me consta que ya hay investigadores trabajando sobre esto en España. Pronto sabremos más.
C.A.: Nos esforzamos por atender de manera integral y rigurosa las necesidades de las personas con altas capacidades. Especialmente las de los niños y adolescentes al considerarlos especialmente vulnerables. Esta atención se concreta en distintos servicios: detección e identificación, oferta de muy diversos grupos de enriquecimiento educativo, orientación educativa incluida la intervención clínica cuando ésta es necesaria, y sobre todo mucho trabajo sobre el terreno en los propios centros educativos. Consideramos fundamental por lo que he explicado anteriormente el que los colegios mejoren sus planes de atención a los alumnos con altas capacidades y nosotros les ofrecemos la posibilidad de hacerlo conjuntamente, codo con codo. Esto lo hacemos de varias formas: formando a los futuros profesionales de la educación (normalmente en facultades de Educación y Psicología), formando a profesionales en activo en Centros de Formación del Profesorado, en Asociaciones de padres o en sus propios centros educativos pero sobre todo lo hacemos mediante el desarrollo de planes de colaboración verdaderamente ambiciosos y que nosotros denominamos Plan POTENCIA. A día de hoy, y aun estando ubicados en Madrid, ya trabajamos con instituciones de toda España (Vitoria, Alicante, Oviedo…) pero seguiremos creciendo mientras haya niños y adolescentes desatendidos en sus centros educativos. ¡Nos encantan los retos!
Ver Webinar